lunes, 31 de diciembre de 2007

AMOR SIN RESPUESTA

El otro día, compartiendo una charla de café con una amiga, se coló entre quehaceres domésticos, tal vez porque así lo entendamos, el tema del “amor”.

Hasta los cuarenta años (no tengo muchos más ahora) creí que lo que verdaderamente regía el amor entre los seres humanos era pura retórica sentimental. Casi casi como si el amor fuera una cuestión social. Es que siempre me fue difícil contestar a la pregunta ¿vos me amas? No por quién la formulaba, sino porque siempre me daban ganas de repreguntar:

¿qué es el amor?

A veces lo hacía.

Tal vez porque me gusta escribir y practicar el arte de la contemplación, es que este año me vino a la cabeza el tema del amor. No podía estar ausente. Energía universal comparable con el “poder”, con algunas diferencias, claro. El poder tiene en su génesis la posibilidad de corromper.

¿El amor no? – me pregunté enseguida

Tal vez no necesariamente en un sentido negativo, tiene hasta la posibilidad de corromper un cuerpo.

En su momento no me había dado cuenta de por qué relacioné amor-poder. Hasta que hoy, leyendo un reportaje que le hicieron a Laiseca a raíz de su “Manual sadomasoporno” recientemente publicado, reparé en este pasaje: “…pero las verdaderas relaciones de poder en el amor empiezan cuando se termina el amor. Porque antes es una relación de juego. Yo simulo que mando sobre vos, vos simulas que mandás sobre mí. Donde sí empieza el poder en serio es con la patada en el culo”

Me atrevo a pensar en el amor como esas fuentes energéticas de las que se nutre el hombre, de las que saca fuerzas para la vida. Para el caso, y esto parece sacado de un manual de autoayuda, podríamos hablar de una fuente de efluentes positivos. Que luego el hombre transforma en lo que se le canta: pareja, sexo, palabras, goce, placer. Y también con esa capacidad de desperdiciar que tenemos los humanos en: religión, mentiras, apariencias, traiciones, y porqué no en defraudaciones y estafas.

Todo por amor ¿Sufrimos por amor? ¿No estaremos sufriendo por vanidad? ¿Y es que con él no hemos hecho lo correcto? En ese caso ¿No estamos jodiendo demasiado con el libre albedrío? (la voluntad no gobernada por la razón, sino por el apetito, antojo o capricho).

¿Es que somos tan omnipotentes que, como reducidores de cabezas, lo llevamos a su mínima expresión? Y decimos: te amo porque me hacés sentir, te amo porque te extraño, te amo porque estás a mi lado, te amo porque me ayudas a vivir, te amo porque al lado tuyo mi cuerpo vibra. Otorgándole a quién tenemos adelante sólo la capacidad de ser objeto de nuestro deseo, que puede esfumarse en el preciso momento en que se nos vuelva una imagen habitual, doméstica.

¿Qué es el amor? ¿De dónde proviene? ¿Adónde está? ¿Será él quién se alimenta de nuestros cuerpos, y nos va pasando de uno en uno, uniéndonos hasta reproducirnos y así volver a unirnos más adelante?

Amores que enlistamos los humanos: amor a los padres, amor a los hermanos, amor a los amigos, a las parejas, a los amantes, amor propio, amor a los demás, amor a los objetos, amor a la naturaleza, amor a los seres, amor a las artes.

Onetti, en su cuento “El pozo” menciona, en relación a otro tema: “…es como una obra de arte. Hay solamente un plano donde puede ser entendida”

El amor en esencia ¿tiene un solo plano en donde puede ser entendido?

Siento amor (?) por la literatura; las bibliotecas y librerías son mis templos, los escritores curitas sanadores algunos, curitas violadores otros. Al fin como en cualquier religión, concurrí allí en búsqueda de respuestas. Ya he encontrado algunos libros con pistas, sólo eso. Sólo certezas que me llevan a más y más preguntas.

Aquel día, me despedí de mi amiga y cuando iba en la moto por la Avenida Corrientes, me acordé de un libro de física cuántica que decía que una mesa no es una mesa; mesa es como denominamos los humanos a ese objeto (que es la forma que toma una conjunción de átomos). Frené en el semáforo y me pregunté: ¿Qué carajo es el amor?


viernes, 21 de diciembre de 2007

cita

--Iba a contarles algo --empezó Mel--. Bueno, iba a demostrar algo. Verán: sucedió hace unos meses, pero sigue sucendiendo en este mismo instante, y es algo que debería hacer que nos avergoncemos cuando hablamos como si supiéramos de qué hablamos cuando hablamos de amor.

¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?, Raymond Carver